viernes, 21 de enero de 2011

El vino y las damas.

La relación entre las damas, mujeres o todas o como quieras llamarlas, y el vino ha ido mejorando con el correr de los años. Aunque todavía permanezcan ciertos estereotipos creados por los hombres, tales como "las señoras prefieren los vinos suaves", "más los blancos que los tintos", "más dulces que secos", etc. Evidentemente estos señores no se comunican con señoras desde los años treinta.

Pero la verdad aparece, como siempre, impertérrita. Generalmente es la mujer quien compra y lleva el vino al hogar, la que más concurre a cursos de degustación y mientras el macho cabrío la deje, elige el vino en el restó.

Y cierto es que fueron creados el uno para el otro. La mujer con su entrenado sentido del olfato le saca la ficha aromática sin titubeo, descubre dejos amargos y se molesta con el exceso de alcoholes. Todo esto sin recurrir al parloteo técnico-marketinero del macho de la especie.

Cuando mi amada Mariana baja su dedo pulgar luego de probar un vino, sé con qué me voy a encontrar. Casi casi como en la vida.

Por eso, estimados varones déjense llevar. Que ellas lo compren, bébanlo juntos y después apaguen la tv, tiren el control lejos y vivan.

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