miércoles, 26 de junio de 2013

Cognac, ese amigo del alma

Amigo de noches frías y tibios recuerdos, epílogo ideal de la cena junto al fuego e integrante vertebral de numerosos tragos, es este destilado de vino. Acompaña la soledad como lo hacia con Cortázar en las terrazas del Dome.
Nacido hace mas de diez siglos como recurso para que los vinos de Angouleme (Francia) pudiesen soportar el traslado a tierras inglesas, escandinavas u holandesas. Con el tiempo se decidió conservar este aguardiente en toneles de roble e ir combinando caldos, de distintas añadas para darle complejidad.
Longevo como pocos, puede regalarnos sus virtudes hasta cincuenta años aunque esto resulta en precios para unos pocos.
Con hielo y un toque de agua mineral es ideal para el after six o la noche en el boliche. Para disfrutarlo en plenitud hay que beberlo solo, jamas calentarlo, en copa apropiada y con nariz atenta para descubrir los aromas que regala.